“120 kilos de Jazz” surge de un cuento “La Jam session de Méndez” que Brie escribió en el año 1994, cuando aún formaba parte del grupo de Teatro de Los Andes, en Bolivia. Podríamos afirmar que el autor, dramaturgo y actor argentino, es un artista nómade, característica que nace en él tras el exilio que lo obliga a irse a Italia en 1975. A partir de allí, su recorrido artístico creó lazos con los territorios en los que ha vivido, y en consecuencia, su compromiso social e irremediablemente su trabajo, llevan impresas aquellas experiencias inherentes. A través de su interpretación, Brie nos acerca retazos de historia personal y colectiva, dibujando para nosotros, su público, imaginarios y acontecimientos acaecidos en otros suelos: los mariachis bolivianos y el ataque racista contra los campesinos de aquel país, se hacen carne con igual intensidad para enmarcar una identidad.
La obra está repleta de recursos literarios y modismos que se abrazan con fuerza a los países en los que se presenta: en esta caso, el nuestro. “El gordo Méndez”, protagonista de esta historia, tiene un discurso tan argentino como el de cada uno de nosotros. Sin embargo, la empatía sólo se logra con la identificación de algún sentimiento común: el personaje principal está enamorado de un imposible, como alguna vez lo hemos estado todos. “120 kilos de jazz” relata las ocurrencias en las que Méndez incurre para poder declarar su amor a Samantha Mariana. El padre de esta última organiza una gran fiesta a la que Méndez no fue invitado. Ante la ausencia, la creatividad: se hará pasar entonces por un músico de jazz, un contrabajista; aún sin saber tocar el instrumento en cuestión. Este personaje, no es el arquetipo del triunfador, sino que que se erige en él la figura del derrotado que se impone ante lo inviable: sus misiones serán entonces, interpretar jazz con sonidos guturales y rescatar el amor de Samantha Mariana.
Cesar Brie interpreta al autor omnipresente que nos enmarca la historia, a “El gordo Méndez” y a los distintos personajes que transitan en el relato. Cada uno de ellos tendrá su fisonomía singular, sus gestos característicos e incluso sus propios timbres de voz. En un acto casi esquizofrénico, el autor nos regala un imaginario para ser resuelto luego, en el vuelo del espectador. La presencia y participación del público es activa: así lo exige el cuento devenido en puesta teatral, y del mismo modo su interpretación. Brie elige romper la cuarta pared, interpelando los espectadores: la luz de sala le permite elegir entre los allí presentes los personajes que describe con humor. En aquel puente lúdico, cualquiera de nosotros puede ofrecer al resto, la corporeidad en la ficción. La puesta en escena nos interpela como aquellos niños que supimos ser.
Brie nos guía en la lectura de un cuento a través de los artilugios y posibilidades del teatro. Jorge Dubatti sostiene que este último, concebido como acontecimiento, se presenta como un fenómeno único cada vez, y al mismo tiempo como pérdida de aquella unicidad: en 6 funciones “El gordo Méndez” va a intentar expresar su amor, y los personajes de su historia, serán los que el público esté dispuesto a regalar en cada convivio.
*Las imágenes pertenecen a Marcia Ruetsch - fb M.R. Audiovisuales/ marciaruetsch.wixsite.com/audiovisuales
Ficha técnico artística
Dramaturgia e interpretación: César Brie
Video: Juan Barone
Operación técnica: Vera Dalla Pasqua
Fotografía: Paolo Porto
Prensa: Carolina Alfonso
LA CARPINTERÍA
Jean Jaures 858 - Capital Federal
Teléfonos: 4961-5092
Web: http://www.lacarpinteriateatro.com.ar
Entrada: $ 250,00 / $ 200,00 - Miércoles - 20:30 hs - Hasta el 27/06/2018
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