sábado, 22 de agosto de 2015

Mañana es mejor - 2016

Recuerdo que cuando tenía unos ocho o nueve años me subí a una montaña rusa por primera vez. Mis piernas temblaban en la fila de espera. Las dudas se comían mi cabeza. Me acuerdo que cuando subí quise bajarme inmediatamente. Grité y pedí que pararan el juego. Pero mis ojos  me contradecían. Ese grito fue el primero de una repetición insoportable.  Sentí miedo y felicidad a la vez, como sucede las primeras veces.

Cuando bajé del juego, estaba tan llena de alegría que no podía expresar lo que había vivido. Me cubría esa sensación heroica y placentera que tenemos cuando nos atrevemos a hacer algo que antes no podíamos. Ese inexplicable sentimiento se repite cada vez que el coraje o la emoción me toman por sorpresa. Entonces los relatos se vuelven un poco intransferibles.

Hace cuatro años, un día de  agosto, atravieso esa misma sensación. Elijo algún centro cultural en los que se rinde homenaje al flaco Spinetta, invito a amigos y vamos a capital; con útiles escolares, cuadernos, hojas para dibujar. La emoción confunde mi cabeza y me cuesta mucho poder contar lo que los artistas proponen cada vez. Quizás registro alguna anécdota, el resto sucede en algún circuito afortunadamente desconocido.


ph Daniela Malagrino Fotografía

El domingo 16 fue el día de agosto de este año, la causa noble de Conduciendo a Conciencia se unió a otra igual de loable, la de la Casa de la Cultura de la Calle. En veinte ciudades del país se desarrollaron múltiples y simultáneos homenajes al repertorio de Spinetta.



En esta oportunidad  fuimos al Club Cultural Matienzo, llegamos a las siete de la tarde, lo que nos permitió presenciar dos obras de teatro  y una muestra fotográfica que también se reconocían en el mismo espacio. Alrededor de las nueve de la noche, comenzó a sonar la música: un vasto grupo de artistas emergentes compartieron un recorrido original de la música del flaco. Invisible, Spinetta y los Socios del Desierto, Pescado Rabioso son los bandas que más recuerdo haber escuchado; sumada su época solista. 

 
ph Daniela Malagrino Fotografía

 Muchos se detuvieron en las canciones menos  conocidas a nivel masivo. Esto aportó un rasgo  novedoso al  homenaje, sumado a las versiones  que las diferentes bandas hicieron, respetando su  propio estilo.  En estas ocasiones siempre sabe  generarse un clima de comunión, casi ritual; sin  importar los motivos por los que cada uno acude.


La interpelación es eterna, atraviesa   generaciones; y  es también polisémica. A mitad del ritual, Superchería tocó Puentes Amarillos y todos comenzamos a cantar, embebidos en la liturgia. Recordé que esto había pasado en el primer homenaje a Spinetta al que fui y me había generado la misma sensación, la que despierta el abrazo. Una vez más me encuentro sin poder ponerle palabras certeras a una emoción.  En secreto me alegro por eso.

ph Daniela Malagrino Fotografía
 A diferencia de las citas anteriores,en  esta oportunidad, todo el evento fue  filmado y transmitido en simultáneo.

 Las bandas y músicos convocados 
 por el Club Cultural Matienzo fueron:  Sanguinetti,Butelman y Zotalis,Picado  Grosso,Translúcido,Ixtlán,  Ezequiel  Borra, Superchería,Maria  Pien,Bruno  D'Ambrosio,TrostrigoEl  Sueño de la  Serpiente,Lisandro  Etala,Emiliano  PetrocelliJuan Mayo y Algunos  meses del año y Maca Mona Mu. 



ph Daniela Malagrino Fotografía
La originalidad de este tipo de propuestas es la condición de la entrada, que nunca es dinero (en esta ocasión fue un block de hojas canson número cinco) y el ofrecimiento de alcoholímetros por parte de los distintos espacios culturales. Elementos e invitaciones que encierran mensajes interesantes y repletos de amor y cuidado: no tomemos ni nos droguemos antes de manejar. Como comentó Pira, el cantante de Superchería : al subestimar su influencia “nos convertimos en armas mortales”.  

Las dos causas que se  unieron el domingo pasado ( Conduciendo a Conciencia y la Casa de la Cultura de la Calle) exigen una toma de conciencia del mundo que nos rodea, el que nosotros creamos todos los días. Se trata de reconocernos para no perder la cuenta en el sol.

Los veo el próximo mes de agosto en algún centro cultural de capital para oírnos en tiempo.

sábado, 8 de agosto de 2015

naranja.

El juego consiste en leer el texto mientras suena Charly.
Consiste en llenar de sentido a la imagen y las palabras.
Se trata de un juego. Sin mayores ni menores pretensiones:


 Me encuentro en  la séptima canción.
 Podría reconocerme a pesar de las alas húmedas.

Años atrás,  eso había comenzado como un juego.
Tiempo después, derivó en la muerte de la mosca.
Entonces dejó de hacerme gracia.

ph Daniela Malagrino Fotografía
Recuerdo que ahí comenzó la búsqueda.
Allí, mientras los focos titilaban de lluvia.
Por días enteros busqué a LA mosca.
Luego, fue una mosca.
Finalmente, dejé de buscar.
Recuerdo que ahí comenzó la búsqueda.

En esos días, antes de dormir recitaba las siguientes frases:

“La densidad agita las cabezas que no pueden dejar de pensar.
La gente disfrazada da miedo.
Las moscas se reproducirán eternamente, mientras viva”

Siempre antes de dormir. Nunca después.
Al día siguiente lo olvidaba todo. O eso pretendía.

Pero la noche siempre llegaba.

La primera vez que me sentí bella, vestía un color naranja.
Las moscas no existían más.
Por eso ya no morían. Pero tampoco vivían.
Eso me asustaba.
Cuando comenzó la búsqueda, también llegó la fiera de almohadones.
Por ese entonces comencé a dormir en el sol.
Cerraba los ojos, embelesada por su luz, y me dormía.
Serena de fantasías.
Las letras de los libros que leía  se nublaban, y sus personajes se sentían libres.

Libres como yo me siento ahora, con las alas húmedas, enredada en la séptima canción, y naranja.Completamente naranja.

Porque el día siempre llega.