sábado, 21 de febrero de 2015

A pesar.

Vi la debilidad en toda su existencia.

En sus tetas lastimadas por una calle violenta y por ausencias.
La misma calle que la había embarazado hace poco tiempo.
El elixir de la creación había recorrido su cuerpo, dejando marcas.
Las canas cubrían sus pelos.Sus pelos cubiertos de canas. Los años la habían atravesado, también dejando su huella.

Sus ojos aún conservaban el deseo y la esperanza de un nuevo amor.
Ese impulso innato que nos hace despertar cada día, creyendo justificar así nuestra existencia.Avanza con sus cuatro patas y sigue al bípedo que la vio en medio de tantos ojos esquivos.

Pensamientos de un futuro mejor la invaden, se nota en su cola en alto y su andar joven.A pesar de sus tetas lastimadas y de su tristeza, la perra enana se hace grande.Deja brillo tras su andar que pretende ser joven, que pretende ser feliz.


A pesar de sus tetas lastimadas.

viernes, 13 de febrero de 2015

Dawi para los pibes.

Pienso que a veces la oscuridad nos da impunidad. Por ejemplo, nos asegura una suerte de protección en el libre albedrío de un viernes a la noche con algunas copas encima. Entonces todos hacemos ruido y no nos importa. El viernes 13 de febrero todo era ruido y movimiento en el Club Cultural Matienzo hasta que apareció Sergio , y sólo quedó el movimiento.

Comenzó a sonar un saxo, recorrió los espacios y cautivó aquellas bocas ruidosas de unos instantes antes. Sergio Dawi vestido con un mameluco blanco subió al escenario, entonces se oscurecieron aún más las mesas, y comenzaron las proyecciones.

Dawi , quien formó parte de los Redondos durante 14 años, comenzó a acompañar una base musical con su saxo, y nos contó historias. Algunas de ellas atravesadas por la ciudad y su materialidad (dolorosa por momentos), pero también, creó leyendas para nosotros, cuentos sobre paisajes oníricos y naturales.

Desde el 2007 Sergio viene dando vida a este espectáculo al que bautizó “VideoSaxMachine”.En esta oportunidad, lo acompañó Miguel Rausch. El compositor y percusionista, nos sorprendió con instrumentos creados con objetos diarios, como botellas y bidones de agua; despertando sonidos que merecían ser escuchados.
La música fue puro movimiento, las imágenes, e incluso la intervención de Sergio entre el público. Pura disrupción. Creó así una comunión entre las mesas que momentos antes, tan sólo apuntaban al escenario. Se generó complicidad entre los presentes, aquella que acontece al romperse las estructuras establecidas.

PH M.R.
Sergio saludo con la palma de su mano al chico que se sentaba en la mesa ubicada a la izquierda de donde estaba sentada. El pibe nunca pudo adecuarse al formato del espectáculo que Dawi y sus acompañantes nos proponían esa noche. Estoy segura de que él siempre creyó estar en un mítico recital ricotero, con sus propias condiciones, con su misma festividad.

Después de ese momento, sólo restaba una participación aún más activa del público. Empezamos a gritar su nombre. Clamamos por su interpretación, por su historia, por los Redondos y también porque era viernes a la noche, seguía oscuro y eso, nos da impunidad.