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hace algunos años que dejaron de respirar quietas. Empezaron a moverse, a contarse y a juntarse con otras,afortunadamente, más cercanas a la vida y al respeto.
Subí al 15 corriendo, saludé al chofer y le dije que iba “hasta el
Conti”.“¿Qué es eso?”, me dijo. Respondí que era la ex ESMA. Me dijo
sorprendido que no sabía que ahora se llamaba así. “Sí, le cambiaron el nombre…menos
mal”, le contesté. El pibe sonrió.
El Centro Cultural de la Memoria Haroldo Conti tiene un camino de muestras y actividades
ligadas a los Derechos Humanos. Propuestas superadoras que proponen recordar y
también, despertar aquello dormido o desconocido. Romper con lo naturalizado,
conscientes del pasado y el presente. Dar lugar al quiebre necesario para dejar
entrar el pulso nuevo y espabilado.
extraída del facebook de la banda. |
El viernes 24 de julio, dentro de estas invitaciones superadoras, estaba Huevo. Una banda compuesta por cuatro integrantes que se presentaron a las 21 hs en una de las salas del Conti.
Hubo un despliegue de
notas y lunfardo de sangre joven. Se
recuperó la energía citadina con su “rock groovero”, como lo define el cantante.
Julián Baglietto en voz, Sebastián Lans en guitarra, Julián Lopez Pisani
en el bajo y Tomás Sainz en batería, se comunicaban en perfecta armonía,
poseídos por los dominios de cada instrumento.
ph Daniela Malagrino Fotografía |
En un escenario grande, reflejado por luces propias de un paisaje fantástico, Julián Baglietto sedujo al público presente con su voz suave y sus
interpretaciones juglares. Un alcance vocal y una inventiva interesante para una presentación en vivo.
Los músicos dialogaron en perfecta afinación sin dormirse en esa búsqueda: guitarra, bajo y batería se manifestaron inquietos, irreverentes.
Entre
el público, los hombres acompañaban con la cabeza y sus ojos cerrados; las damas acompañaban ese
movimiento con algunos piernas chuecas; hijas de caderas con funk.
Huevo presentó su primer
disco, editado en el 2014, “Las Mil Diabluras”, escoltado por un tema
perteneciente al nuevo disco en gestación y el cover de una canción de Fito Paez (“Ciudad de
pobre corazones”).
ph Daniela Malagrino Fotografía |
La banda propuso universos interesantes en sus canciones: estas recogen
historias embebidas en la ciudad y en sus formas de decir. Juegan con el doble
sentido: contagian relatos simples con surrealismo.
Si escuchabas con atención se resaltaban
influencias musicales nacionales e internacionales resignificadas, como todas las actividades propuestas por el
centro. Como su existencia misma.
Huevo arrancó con el
primer tema de su disco “Un día en Serrano” y se despidió contándonos sobre su
próxima presentación en la cúpula del Centro Cultural Kirchner.Les propongo un recorrido similar. Una banda nueva para dejarse
interpelar sin prejuicios.
Links para el camino;