sábado, 28 de marzo de 2015

Una profunda crónica prestada.


Resulta que existe en el mundo una corresponsal cultural, cuyas historias se publican en el facebook de una radio.

Ella es conocida como MR y la radio de la que hablo, es Cuatro en la Banca (se emite por Internet los miércoles a las 20 hs, por Radio La Bici)

Durante el día de hoy, hasta mañana a las 19 hs inclusive, existe una muestra sobre la vida de Luca George Prodan en el Museo del libro y de la Lengua.

El mismo Luca de Sumo , esa banda que nació en los 80 y que jamás pude ver en vivo.
Los conocí gracias a su herencia, a sus discos: el lado más amable y fructífero de la industria cultural.

No tuve el placer de recorrer esta muestra ,  pero MR sí, y me prestó su crónica.Parece que despierta sentimientos, y eso se festeja y se masifica; por eso comparto su experiencia.

Si pueden ir, quizás también descubran sus propias historias.
Introspección y Luca pueden ser un gran plan para este último fin de semana de marzo.


domingo, 22 de marzo de 2015

Quién (resignificar)

Quién hizo ceremonia de cenizas?Quién amó lo perdido,quién protegió lo último? 
- Neruda.
Hombre gallo: Habla mucho, hace poco . Cacarea, no pone huevos.

sábado, 21 de marzo de 2015

La edad de la infancia.

“Futuros hay dos”. Una frase certera y casi premonitoria se oyó el fin de semana pasado en la Quinta Trabucco .Cuando el tiempo parecía detenerse, el sonido se negaba  a fluir y la lluvia acechaba, finalmente, ganó el carnaval.

Juana, Odín y Diego salieron a jugar cuando la noche todavía era verano. Juana subió enojada al escenario,por culpa del sonido necio, pero las almas congregadas descubrieron su risa y se produjo el contagio de las masas. Un clima de fiesta comenzó a sentirse y bajo la sonrisa tímida de Odín y la energía calma de Diego, Juana comenzó a bailar.

El sábado 14 de marzo Juana Molina se presentó junto a Odín Shwartz y Diego López de Arcaute en la Quinta Trabucco,en Vicente López. Se oyeron hermosas canciones, y las distintas edades de los presentes se hicieron una: la edad de la infancia, de la desvergüenza y la espontaneidad. Jugamos con los sonidos, con los movimientos y con las letras simples que nos descubren con la emoción en la piel. Nos reconocimos en el ritmo que sacude las extremidades, en los sonidos primarios cuando las letras y sus palabras carecían de sentido para nuestras mentes infantiles, en una genuina intimidad sospechosamente colectiva.
PH Daniela Malagrino


Después de algunas canciones se despidieron, pero tras algunos minutos , regresaron al escenario. La primera en volver fue Juana, con un vestido azul y su pelo rubio eterno, nos contó que iban a retirarse por un tiempo, “un chiquitito”, y a pesar de la noticia, nos hizo reír nuevamente: “porque como yo siempre digo, un disco sin concentración, no es un disco”, comentó en tono burlón. Cantó sus canciones más sensibles, entre ellas “Quién”, una bella canción de su segundo disco (“Segundo", editado en Diciembre del año 2000) que habla del amor entre una hija y su mamá. La quinta se mantuvo quieta y profunda, proyectando amores incondicionales.

Tras su momento solista, Diego y Odín volvieron acompañarla y nos regalaron una última canción, que ya suena como ritual, “Dar, qué difícil”. Esa despedida de tiempos veloces regó los árboles y despejó finalmente las nubes. Dejaron a su paso una alegría que nos hizo olvidar que por unos meses no ibamos a festejar juntos, el trío se iba a producir nuevo material. La magia queda suspendida, pero no se detiene.

sábado, 14 de marzo de 2015

Vulnerable amparo.

Camino a la terminal del 93, me crucé con una chica. Ella llevaba un rosario. Lo noté en los primeros pasos. Me llamó la atención por sus colores. No eran colores sobrios.

Ella intercambiaba el rosario de mano en mano. Yo creo que lo hacía de un modo especialmente racional. Más allá de su fe, ese gesto la excedía. Pasaba el rosario de su mano derecha a su mano izquierda cada una cantidad determinada de padres nuestros.


Miré el rosario pasearse de una mano a la otra durante dos o tres cuadras.Sin darme cuenta, empecé a caminar hacia ella. Había acelerado mi paso. Estaba a punto de pisarle los talones.


Me había obsesionado durante esas cuadras con ese objeto. Sobre todo con esa relación íntima que ella mantenía con él.
Había una fe ciega: ese objeto estaba protegiéndola. Durante esas cuadras esa era la verdad. Ese collar de pequeñas perlas y una cruz ahuyentaba sus miedos, sus vergüenzas. 


Sentí celos. Supongo que por no creer de ese modo en algo así. Por no lograr creer que un rosario podría exorcizar mis miedos, mis propias vulnerabilidades.
Ella parecía no percibir mis pasos, cada vez más cercanos. Quizás en un intento de salvarme de mí misma. Ese rosario podría ampararme a mí también, pensé.


Sin querer pateé una piedra que chocó contra el cordón. La chica del rosario advirtió mi presencia. Decidió cruzar de vereda.