Recuerdo que cuando tenía unos ocho o nueve años me subí a una montaña
rusa por primera vez. Mis piernas temblaban en la fila de espera. Las dudas se
comían mi cabeza. Me acuerdo que cuando subí quise bajarme inmediatamente.
Grité y pedí que pararan el juego. Pero mis ojos me contradecían. Ese grito fue el primero de
una repetición insoportable. Sentí miedo
y felicidad a la vez, como sucede las primeras veces.
Cuando bajé del juego, estaba tan llena de alegría que no podía expresar
lo que había vivido. Me cubría esa sensación heroica y placentera que tenemos
cuando nos atrevemos a hacer algo que antes no podíamos. Ese inexplicable
sentimiento se repite cada vez que el coraje o la emoción me toman por
sorpresa. Entonces los relatos se vuelven un poco intransferibles.
Hace cuatro años, un día de agosto, atravieso esa misma sensación. Elijo algún
centro cultural en los que se rinde homenaje al flaco Spinetta, invito a amigos
y vamos a capital; con útiles escolares, cuadernos, hojas para dibujar. La
emoción confunde mi cabeza y me cuesta mucho poder contar lo que los artistas
proponen cada vez. Quizás registro alguna anécdota, el resto sucede en algún
circuito afortunadamente desconocido.
ph Daniela Malagrino Fotografía |
En esta oportunidad fuimos al Club Cultural Matienzo, llegamos a las
siete de la tarde, lo que nos permitió presenciar dos obras de teatro y una muestra fotográfica que también se
reconocían en el mismo espacio. Alrededor de las nueve de la noche, comenzó a
sonar la música: un vasto grupo de artistas emergentes compartieron un recorrido
original de la música del flaco. Invisible, Spinetta y los Socios del Desierto, Pescado Rabioso son los bandas que más recuerdo haber escuchado; sumada su época solista.
ph Daniela Malagrino Fotografía |
Muchos se detuvieron en las canciones menos conocidas a nivel masivo.
Esto aportó un rasgo novedoso al
homenaje, sumado a las versiones que las diferentes bandas hicieron,
respetando su propio estilo. En estas
ocasiones siempre sabe generarse un clima de comunión, casi ritual; sin importar los motivos por los que cada uno acude.
La interpelación es eterna, atraviesa generaciones; y es también polisémica. A mitad del ritual,
Superchería tocó Puentes Amarillos y todos comenzamos a cantar, embebidos en la
liturgia. Recordé que esto había pasado en el primer homenaje a Spinetta al que
fui y me había generado la misma sensación, la que despierta el abrazo. Una vez
más me encuentro sin poder ponerle palabras certeras a una emoción. En secreto me alegro por eso.
ph Daniela Malagrino Fotografía |
Las bandas y músicos convocados
por el Club Cultural Matienzo fueron: Sanguinetti,Butelman y
Zotalis,Picado Grosso,Translúcido,Ixtlán, Ezequiel Borra,
Superchería,Maria Pien,Bruno D'Ambrosio,TrostrigoEl Sueño de la Serpiente ,Lisandro Etala,Emiliano Petrocelli, Juan Mayo y Algunos meses del año y Maca Mona Mu.
ph Daniela Malagrino Fotografía |
Las dos causas que se unieron el domingo pasado ( Conduciendo a Conciencia y la Casa de la Cultura de la Calle) exigen una toma de conciencia
del mundo que nos rodea, el que nosotros creamos todos los días. Se trata de reconocernos
para no perder la cuenta en el sol.
Los veo el próximo mes de agosto en algún centro cultural de capital
para oírnos en tiempo.