Pienso que a veces la oscuridad nos da impunidad. Por ejemplo, nos asegura una suerte de protección en el libre albedrío de un viernes a la noche con algunas copas encima. Entonces todos hacemos ruido y no nos importa. El viernes 13 de febrero todo era ruido y movimiento en el Club Cultural Matienzo hasta que apareció Sergio , y sólo quedó el movimiento.
Comenzó a sonar un saxo, recorrió los espacios y cautivó aquellas bocas ruidosas de unos instantes antes. Sergio Dawi vestido con un mameluco blanco subió al escenario, entonces se oscurecieron aún más las mesas, y comenzaron las proyecciones.
Dawi , quien formó parte de los Redondos durante 14 años, comenzó a acompañar una base musical con su saxo, y nos contó historias. Algunas de ellas atravesadas por la ciudad y su materialidad (dolorosa por momentos), pero también, creó leyendas para nosotros, cuentos sobre paisajes oníricos y naturales.
Desde el 2007 Sergio viene dando vida a este espectáculo al que bautizó “VideoSaxMachine”.En esta oportunidad, lo acompañó Miguel Rausch. El compositor y percusionista, nos sorprendió con instrumentos creados con objetos diarios, como botellas y bidones de agua; despertando sonidos que merecían ser escuchados.
La música fue puro movimiento, las imágenes, e incluso la intervención de Sergio entre el público. Pura disrupción. Creó así una comunión entre las mesas que momentos antes, tan sólo apuntaban al escenario. Se generó complicidad entre los presentes, aquella que acontece al romperse las estructuras establecidas.
PH M.R. |
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